Quejas cartográficas III: Hoy, la toponimia Alcoyana-Alcoyana

Ya nos quejamos de que La Pampa sea Patagonia, y de que el mundo esté con el norte arriba. Hoy es el turno de los nombres de los lugares, más conocido como toponimia y que podemos comprobar al tomar un mapita y ver cómos se repiten nombres de lugares, se repiten nombres de lugares, se repiten nombres de lugares.


Un pueblo tan ingenioso que inventó la birome, el dulce de leche, el sistema de lectura de huellas, el colectivo y una nave espacial que nos lleva en una hora desde Córdoba a la estratósfera y de ahí a Japón (?), tuvo una actitud demencial al nombrar provincias, ciudades y ríos, entre otras cosas de nuestra extensa geografía.

Así, tenemos ríos, ciudades y provincias con el mismo nombre. Las repeticiones de nombre más berretas son las que toman el nombre de la ciudad capital para la provincia. Por ejemplo:

Nombre de la ciudad capital y de la provincia: Catamarca; Córdoba; Corrientes; Jujuy; La Rioja; Mendoza; Neuquén; Salta; San Juan; San Luis; Santa Fe; Santiago del Estero; y Tucumán. Catorce jurisdicciones contra diez en las que el nombre de la capital es distinto al de la provincia.

En el caso de Neuquén, tenemos el río Neuquén, la ciudad de Neuquén y la provincia del Neuquén. Cosa de locos, porque la ciudad se llamaba Confluencia en sus inicios. ¿Qué costaba ponerle un nombre de un santo y luego el nombre, como hicieron en otros lados? Nos hubiera quedado “San Lolo de la Confluencia”. Y yo podía decir: “Estoy re podrido de San Lolo”, mientras me tomo el tren a San Carlos (peor conocido como Bariloche). Pero no siquiera hay tren a San Carlos… Qué tedio.

De todos modos, a los que odio con locura es a los topónomos (?) de Córdoba, que agarraron un río y le pusieron “Primero”, y de ahí para abajo le mandaron Segundo, Tercero, Cuarto y Quinto. ¿Nadie tiene ganas de pensar en este país? (Por cosas como estas estamos como estamos, Doña Rosa DIXIT).

Si bien este tema da para escribir un Tratado sobre la Poca Inventiva Toponímica, desde ya le ponemos CERO en originalidad. Voy a enviar un proyecto de ley al Senado y confío en el voto positivo de Cobos, mientras preparo nuevos nombres para las ciudades del país.