Breves laborales


  • Me llamaron desde mi antiguo empleo para decirme: “Necesitamos pedirte que te disfraces de Cornelio Saavedra y repartas escarapelas en la víspera del 25 de mayo, de onda... ¡son sólo dos horitas!”. Lancé una carcajada de una magnitud tan descabellada que todo el mundo a mi alrededor me quedó mirando y finalmente me cortaron la comunicación. Espero haber sido claro.
  • Mi vida no tiene sentido. En el laburo me confundieron con dos sujetos a los cuales odio profundamente y que espero estén leyendo estas líneas para que sepan el desprecio que siento hacia sus personas. Igual me sentí entre ofendido y con poca personalidad. “Si no te miro, creería que estoy frente a M.”. Deseé que se me cayera la antena de transmisión en ése mismo momento.
  • Encontré una rotisería que vende comida excelente a precios irrisorios. Me asaltan dos sentimientos contrapuestos: la felicidad porque esa rotisería es todo y la preocupación porque con esos precios seguramente se fundan pasado mañana o el viernes. Si llega a cerrar, inmolo a uno de mis compañeros con los que me confunden en señal de protesta. Y así volvería a ser feliz.