Confianzudos

No hay cosa peor en la vida que entrar a una tienda, mercado, pulpería o almacén de ramos generales y que el vendedor, en un exceso de confianza digno de ser castigado con escafismo, te ponga motes tales como: campeón, maestro, troesma, papá, tigre, groso, vieja, chabón y/o máquina. Simplemente me desvanezco y deseo que sus precarios negocios se fundan al día siguiente.