Desde que llegué a la oficina estoy pensando cómo fabricar una bomba que haga explotar el estabilizador de mi PC e incendiarme en el acto para no tener que escuchar más los delirios de “sea flaca en lo que canta un gallo” de las cotorras de la oficina.
Hay una que se la da de experta y está dando una conferencia y menciona, entre otras cosas, unas botas que te comprimen no se qué; unas terapias con electrodos o algo; unos drenajes linfáticos; acupuntura en las orejas; y otros sistemas similares, carentes de sentido alguno.
Les tiré un “Che, ¿Qué tal si prueban con comer menos, a horario y caminar un poco?”, y no me contestaron.
Creo que el alcohol en gel de dudosa procedencia que nos trajeron por la gripe debe tener algún elemento explosivo. Pruebo y les cuento, tengo que distraer mi cabeza de estas conversaciones YA.