Malditos floggers pendencieros

Me había jurado a mi mismisidad dedicarme a crear para el blog de cuentos fantásticos En La Quimera y dejar este blog flotando en el aire. Pero pasan cosas en la vida que no se pueden volcar en un cuento. Es la vida misma que me empuja a contarles las perturbaciones mentales de la gente, y con las que tengo que lidiar día a día.

Sin ir más lejos, iba ayer cantando alegremente por la calle, silbando una melodía bajo el sol neuquino (o recontra distraído mirando para cualquier lado, no me acuerdo) cuando me choqué de frente marche con tres floggers que estaban en una esquina. Desde ése momento supe que nada bueno podía pasar en el día.

Luego tenía que hacer un depósito en los cajeros automáticos del Banco Nación (del Congo, diría yo…). Intento efectuar la operación y la maquinita SE TRAGA el sobre con, no diré millones pero sí centenares (?) de billetitos mientras suena una alarma tipo Lost, la gente de afuera me mira con ganas de darme muerte. Entonces aparece un gran cartel que dice TRANSACCIÓN NO REALIZADA.

En ése momento pensé mis opciones: practicarme un harakiri con el bastón de la anciana que estaba en el cajero de al lado; salir a la calle y arrojarme debajo del Ramal 1 A; dejar que la horda de iracundos que esperaban para usar el cajero acabe con mi existencia o rogar a los cielos que se me derrumbe el precario edificio encima al grito de ¿¡POR QUÉ A MI, OH LORD!?.

Además perdí mi tarjeta de débito en un local comercial y la tarjeta del seguro social en una farmacia. Obviamente todo esto es culpa de ésos malditos floggers pendencieros que arruinaron mi vida para siempre.