De cómo quiso morir el novio de Valentina

En este blog y junto con mi amigo el doctor hemos ensayado axiomas sobre cómo queremos quitarnos la vida ante diferentes situaciones que nos arruinan la vida y la convierten en el averno en sí mismo, como que no nos ande el MSN, que haga demasiado frío, que haga demasiado calor, que una vieja se quede tres horas en un cajero experimentando con la tecnología, que se corte la luz mientras ves una peli, etéctera. En fin: cosas sustanciales de la vida.

Así, hemos propuesto:

- Tirarte de palito adentro de un volcán en plena erupción.

- Arrojarte debajo de un ramal de colectivo y que te quedes enganchado en el guardabarros durante 10 kilómetros.

- Desear que se desmorone el edificio donde trabajás/estudiás.

- Pedir que se te caiga el ascensor cuando estás en el último piso.

- Beber vino hasta caer en coma etílico y desfallecer.

- Liquidarte en una boca de tormenta en plena tormenta.

- Meterte en un local de cumbia villera y desvanecerte sólo por eso.

- Y muchas más.
Pero el intento del novio de mi amiga Valentina, superó con creces todos estos intentos frustrados. Luego de una pelea terminante, la llamó por teléfono al lamento de "Me despido de esta vida, tomé pastillas y alcohol". Valentina organizó un operativo rescate de novio, que incluyó ambulancias, policía y bomberos.

Ante el escándalo desatado en el departamento del joven suicida, éste (el joven suicida) confesó: tomé un vaso de whisky y 3 amoxidales...

Mi reflexión: ¿Qué pensaba? ¿Morirse de una diarrea? Me desvanezco, la juventud SÍ está perdida por siempre.