Viernes maniático


Cuando pensás que tu día va a ser el más sencillo de la semana, ése que esperaste desde que el domingo a la noche dijiste “uy, mañana es lunes”, ése que siempre hacés de todo con tal de irte por una buena vez a horario. Bueno, ése día viernes que todos amamos con desenfreno desmedido, puede convertirse en una pesadilla.

No sólo te quedás dormido 1 hora, si no que algo que es de lo más sencillo como peinarte –o disimular el copete que se te hizo por dormir como una morsa-, te arruina el día y estás 30 minutos intentando con poco éxito que la cabellera adquiera una forma más o menos presentable. Salís y llueve, entonces la humedad (algo insólito en Neuquén), te arruina lo que pudiste conseguir frente al espejo a las apuradas y con los ojos desbordantes de lagañas, y finalmente llegás al trabajo convertido en un escracho.

Pues hoy llegué a la oficina a las 10.30. Si me echan, me rapo. Lo juro.