La mala predispisción

Odio hasta los límites de la indignación a las personas con mala predisposición. O sea, a nadie le cuesta nada hacer un favor (o una gauchada) que no afecta el equilibrio del medioambiente, no produce el inicio de una guerra ni genera el descongelamiento de los casquetes polares.

Hoy aborrezco con locura a los que cuando apenas te ven cara de que les vas a pedir un mínimo favor, se ponen en una postura negativa y se cierran a cualquier compromiso.

En cambio reverencio a los que se ofrecen a dar una mano, y aún más cuando de esas personas jamás esperarías ninguna clase de gesto.




Ene de la Erre: Odiar es algo un verbo registrado por mi amiga Calíope.