Verborragia sórdida

Nota: Como todos sospechaban, la vieja quejosa de ruleros no se iba a quedar piola por mucho tiempo y volvió a darme letra. No pensaba actualizar, pero la situación vivida hace unas horas amerita.



No voy a transigir. Hay cosas que realmente no tienen explicación lógica. Los psicólogos lectores de este blog, que por favor me expliquen por qué la gente actúa de formas tan extrañas e inaguantables.

Hoy trataremos el caso de los que te hablan sin que les preguntes nada. Esos individuos aparecidos a quienes no sólo nunca se les dio el pie, ni la mano, ni el codo, ni nada para que se expresen, sino que lo hacen sin parar. Hete aquí unos monólogos vividos (sufridos) por mí en estas últimas semanas.

Escena primera
Tiempo y espacio: mostrador de la rotisería del supermercado, 2.000 horas.
Sujeto desaprensivo le dice al vendedor: “Quiero algo para picar, algo que salga rapidito… unas papas fritas podrían ser...”. Me mira y larga: “Es que voy a jugar un partidito ahora, viste, y tengo hambre”. Lo miro, levanto una ceja y hago una mueca con la comisura del labio para no ser tan antipático.
Sigue: “Sí, nos juntamos con los muchachos, y como recién vengo de trabajar, no hice tiempo y pasé por acá. Unas papitas están bien, si total es porque tengo un hambre, y como voy a correr... si no me canso”. Lo miro de nuevo elevando las dos cejas. Prosigue: “siempre nos juntamos los miércoles a jugar un partido”. […]
Nota mental: Llevar siempre un rifle a la hora de ir al supermercado.

Escena segunda
Tiempo y espacio: taxi rumbo a la casa de un amigo que vive en medio de la nada, 2.300 horas.
Taxista fabulador: “Para ésa zona donde vas hay mucho movimiento”. Yo mutis. “Hay muchos dealers, yo los conozco. Yo trabajaba en Buenos Aires antes y me vine al valle para cambiar de vida. Sabés las cosas que he visto. Yo también vendía. No sabés, estaba lleno de guita. Pero la mano es pesada. No sabés lo que puede pasar. Allá son jodidos”. Yo: “Ajammmmm”.
Continúa: “Ahora cambié de vida. Me casé, soy un pibe normal, viste. No quiero volver a pasar las que pasé. El taxi no es mío, yo soy chofer nada más, pero se gana bien, no hay que meterse en la pesada nomás”.
Nota mental: Comprar de forma urgente un reproductor de MP3.

Escena tercera
Tiempo y espacio: tienda en la que buscaba un pantalón de jean, 1.900 horas de hoy.
Vendedor primitivo: “Acá tenés algunos modelos para que te pruebes”. Al rato: “¿Todo bien?”. Yo: “Estoy probando”. Primate: “Bueno, probá tranquilo, yo no tengo apuro. Con lo que me pagan acá, mirá…No sé por qué no terminé mi carrera, podría haber conseguido un laburo mejor. Iba re bien, hice primer y segundo año de Técnico en Seguridad e Higiene, pero una profesora me agarró de punto, no pude sacar una materia y no podía estar sin guita. Mandé un currículum acá y me tomaron de toque, porque yo ya había trabajado antes en una tienda. Pero son unos ratones. Encima no pagan comisiones ni nada”. Yo: “Ajammmmm”. (ME PROBÉ DOS JEANES Y SALÍ DESPAVORIDO).
Nota mental: Llevar nafta y una cajita de Tres Patitos a la hora de pretender comprarme un jean.

¿Es que esta gente no habla con nadie? ¿Tengo cara de Luisa Delfino en Te Escucho? Déjenme vivir.


PD: abrí una cuenta en Twitter, pero no entiendo nada. Siento que le hablo mis genialidades (?) a la nada misma. Por ahora no recomiendo. Pero vean si les resulta.