Reporte bélico

Como todos saben, soy corresponsal de guerra (?). Bueno, no tanto, pero me tocó cubrir el acto por el aniversario de la creación de la Gendarmería Nacional, y créanme: fue una de las experiencias más cercanas a un conflicto bélico que presencie en mi vida (QUE IBA A SER INICIADO POR MÍ MISMO ANTE LA SUCESIÓN DE HECHOS INCREÍBLES).

A continuación, un detalle de los macabros acontecimientos presenciados:

*Música con plus: volúmenes garrafales de saliva acumulada a los pies de la banda de música de la policía. Se los juro, nunca había visto un charco de proporciones considerables debajo de cada trombón, trompeta y corno. Personas impresionables empezaron a las arcadas limpias.

*Escape mortal: la corrida exagerada de un compañero a guardar “asuntos” en la camioneta al ver los perros gendarmes. Creo que nunca sintió más adrenalina en su vida. Luego vimos un perro rengo que merodeaba e intuimos que se trataba de un espía de civil.

*Explotación infantil: los niños gendarmes. Unas viejas pelotudas señoras con tapado decían con ternura: "ay, qué lindos… todos uniformaditos…¡y con esas gorritas!". ¡No, señora! ¿Qué es esto? ¿A quién se le ocurre realizar estos reclutamientos tenebrosamente prematuros? Me parece una práctica siniestra y descabellada.

*Evangelización. Nunca falta la invocación religiosa en este tipo de actos, está bien es parte del folclore. Pero dar por sentado que somos toooooooooodos católicos, invocar a la trinidad en pleno, a la virgen, a los santos del evangelio y afines, y rezar un rosario (!) me pareció una exageración absoluta.

*Coreografía I: la marcha de los gendarmes. ¿Quién les enseña a marchar? Yo creo que les implica graves riesgos a su integridad física. an inclinados hacia adelante cual Michael Jackson en Smooth Criminal. Demoran el paso y de pronto, violentamente, dan el otro paso. Pareciera que la articulación de la rodilla fuera a convertirse doble y se podrían dar una patada en la ingle de frente con toda comodidad.

*Coreografía II: la marcha de los policías provinciales. No se quedaron atrás. Pero su marcha fue bastante más “de ballet”. Movían un bracito al compás de los tambores con un cadencioso movimiento de caderas. Les juro que era una versión psicodélica, y azul, de las paquitas de Xuxa.

*El hambre de los gendarmes. Después del acto hubo un ágape en un gimnasio al cual, obvio, nos colamos todos. Había tres perniles que cortaron para todos los invitados. Terminó el convite, nos fuimos, y volvimos un ratito después a buscar unos equipos. La escena era espeluznante: los gendarmes, navajitas en mano, le estaban sacudiendo a los huesos de pernil de una forma descarada y absurda. Solo faltaba que agarraran los huesos y se pusieran a chuparlos.


Así termina este reporte. Lolo Lontananzo, en vivo desde un pueblo perdido en la cordillera neuquina para R-fLxNs a la LnTnZ. Adelante estudios.