Me levanté esta mañana y lo primero que hice fue poner algo de música. En eso, me llama la atención una canción que no había escuchado: “Hoy me hace falta verte bien”, de Lisandro Aristimuño (SEPA MÁS). Básicamente habla de la Patagonia, que como saben o sabrán ahora, es el lugar donde moro (SI TIENEN PARLANTES O AURICULARES, LA CANCIÓN DEBERÍA ESTAR SONANDO).
En fin, comencé a sentirme afortunado de vivir en estos lados, tan llenos de belleza natural; a pensar cuánto sueñan algunos viajar a la Patagonia desde otros puntos del país y del mundo, y cómo es, para foráneos, un lugar mágico, místico, de ensueño. También me ensimismé imaginando la envidia que les puede generar a algunos las inmensas reservas de agua, petróleo y otros recursos naturales que hay por estos lares.
Claro, recordé que todo no es color de mutisia y que los que vivimos acá sufrimos por las inclemencias del tiempo, el centralismo de Buenos Aires, que todo es más caro, que todo queda lejos, que no hay buenos sistemas de transporte. Básicamente, los patagónicos somos bastante quejones, eso es claro.
"Patagonia seca, cuna de mis pies, hoy me hace falta verte bien", cantaba Lisandro y, mientras, noté que por la ventana entraban rayos de sol y aire templado, para mi sorpresa. Y recordé que ayer por la tarde el tiempo estuvo “cálido” con 15 grados (CON 20 GRADOS, LA GENTE YA QUIERE TIRARSE AL RÍO O A ALGÚN LAGO Y PELAR UN BRONCEADOR). Me preparé para ir a trabajar.
Pero claro, es la Patagonia. El calor (?) debería haberme advertido que se venía una fea. Mientras iba al trabajo, el viento del oeste (MUY TÍPICO POR AQUÍ) empezó a soplar de una manera descabellada y macabra. En pocos minutos, la ciudad estaba bajo una tormenta de arena símil Sahara.
Como me había bañado unos minutos antes, el pelo me quedó cual listones de merluza rebozados (?) , una hoja de diario me dio de lleno en la jeta, no se podía ver más de 100 metros, me entro tierra a los lugares donde no llega el sol, mientras pasaba un cardo rodando a 80 por hora (AL MEJOR ESTILO FAR WEST).
Sí, hermosa la Patagonia, eh.
Igual, les dejo algunas fotos, la mayoría made in Lolo, para acordarme que me gusta, a pesar de todo, vivir acá.
El majestuoso Lanín. Capturada lograda tirado en la ruta.
El lago Agrio, en Caviahue. Foto tomada desde el volcán Copahue.
El Valle Encantado. Mágico.
El Nahuel Huapi, cerca de Villa La Angostura. Parecen aguas caribeñas. Apenas un poquito más frías...
Lolo en su faceta biker, con el cerro Chapelco (EN VERANO) de fondo en San Martín de los Andes.
El arroyo Ruca Malén, en la ruta de los Siete Lagos. Captura lograda por mi amigo Warren Espinoza.
En fin, comencé a sentirme afortunado de vivir en estos lados, tan llenos de belleza natural; a pensar cuánto sueñan algunos viajar a la Patagonia desde otros puntos del país y del mundo, y cómo es, para foráneos, un lugar mágico, místico, de ensueño. También me ensimismé imaginando la envidia que les puede generar a algunos las inmensas reservas de agua, petróleo y otros recursos naturales que hay por estos lares.
Claro, recordé que todo no es color de mutisia y que los que vivimos acá sufrimos por las inclemencias del tiempo, el centralismo de Buenos Aires, que todo es más caro, que todo queda lejos, que no hay buenos sistemas de transporte. Básicamente, los patagónicos somos bastante quejones, eso es claro.
"Patagonia seca, cuna de mis pies, hoy me hace falta verte bien", cantaba Lisandro y, mientras, noté que por la ventana entraban rayos de sol y aire templado, para mi sorpresa. Y recordé que ayer por la tarde el tiempo estuvo “cálido” con 15 grados (CON 20 GRADOS, LA GENTE YA QUIERE TIRARSE AL RÍO O A ALGÚN LAGO Y PELAR UN BRONCEADOR). Me preparé para ir a trabajar.
Pero claro, es la Patagonia. El calor (?) debería haberme advertido que se venía una fea. Mientras iba al trabajo, el viento del oeste (MUY TÍPICO POR AQUÍ) empezó a soplar de una manera descabellada y macabra. En pocos minutos, la ciudad estaba bajo una tormenta de arena símil Sahara.
Como me había bañado unos minutos antes, el pelo me quedó cual listones de merluza rebozados (?) , una hoja de diario me dio de lleno en la jeta, no se podía ver más de 100 metros, me entro tierra a los lugares donde no llega el sol, mientras pasaba un cardo rodando a 80 por hora (AL MEJOR ESTILO FAR WEST).
Sí, hermosa la Patagonia, eh.
Igual, les dejo algunas fotos, la mayoría made in Lolo, para acordarme que me gusta, a pesar de todo, vivir acá.
El majestuoso Lanín. Capturada lograda tirado en la ruta.
El lago Agrio, en Caviahue. Foto tomada desde el volcán Copahue.
El Valle Encantado. Mágico.
El Nahuel Huapi, cerca de Villa La Angostura. Parecen aguas caribeñas. Apenas un poquito más frías...
Lolo en su faceta biker, con el cerro Chapelco (EN VERANO) de fondo en San Martín de los Andes.
El arroyo Ruca Malén, en la ruta de los Siete Lagos. Captura lograda por mi amigo Warren Espinoza.