Vive de tus padres hasta que puedas vivir de otros

Mi amigo El Simio expresa el paradigma del ahorro en su máxima expresión. Cualquiera lo llamaría “un rata” sin muchas más vueltas, pero él declama para sí una filosofía de la austeridad y del rendimiento sin precedentes. (El mote de simio responde a otras circunstancias sobre las cuáles no me explayaré aquí).

Y no es que no le guste la vida posmoderna con todo lo que ello implica, sino que al verse limitado de recursos propios (trabaja, pero todo lo que percibe lo dedica a pagarse estudios en una academia que funciona en las vacaciones de invierno y en las del estío) incurre en las más sorprendentes artimañas y ardides para evitar gastar sus magros ingresos.

He aquí un listadito de los ejes centrales de su forma de vivir (de vivir a otros, es claro)

*No gasta en cibers. Sin embargo, le apasiona la red. Usa Internet en el trabajo; fuera de ése horario se va hasta la casa del hermano; o toca a mi puerta en horarios insospechados con excusas burdas para pasar al grano: “¿Me dejás revisar mi correo?”, pregunta, y no sólo revisa su correo, sino que chatea, lee todos los diarios digitales posibles, lee blogs, entre otras actividades.

*No compra ropa. Acude a la solidaridad e inocencia de extranjeros a quienes conoce a través de su trabajo. Estos sujetos, al llegar a la Patagonia, se compran mucha ropa y al irse le dejan vaqueros, zapatillas y camisas que ocupan lugar en la valija. El Simio acepta dichoso y luce sus prendas con orgullo. Otra de sus prácticas en el ámbito textil consiste en no tirar jamás una prenda. Así, puede vérselo con jeans nevados o remeras hawaianas.

*No gasta en viajes. Aprovecha todas las situaciones que se le presentan para colarse en vehículos que van a rincones paradisíacos como Villa La Angostura, Esquel, Gaiman y Patagones, entre otros. El último de sus inventos es hacerse pasar por profesor (hay otros que van peor en esto) para dar clases (por Dios…) en otros lugares fuera de Neuquén.

*No gasta en comida. No desayuna y aguanta el hambre hasta las 4 de la tarde, cuando llega a su casa y come lo que sobró del mediodía. No come más durante el resto del día, salvo cuando cae a casa y le entra a la alacena con galletitas

*Inventa pseudo-oficios para recaudar. Por caso, ofreció juntar las monedas que se me caen de los bolsillos (que tampoco son tantas) y quedarse con un porcentaje por dicha tarea.

Por suerte no fuma, que si no hay que ver de lo que sería capaz.

Ante mis acusaciones de ratón, el esgrime sus teorías y defiende a rajatabla su modo de vida. Por lo único que es mi amigo es porque sus argumentaciones son lo más delirante que escuché en la vida.