Todo llega en abril

A través de este medio quiero agradecer a la vieja estúpida, burocrática, labios-mal-pintados de fucsia, fofa, ñoña, cara-de-nada, impasible de Recursos Humanos que me descontó mal tres días de trabajo en diciembre.

Me los devuelven con los haberes de abril y mi sueldo, incluso, parece bueno.

Me enfermé un domingo y no trabajé lunes y martes. Pero por las dudas, mujer desvencijada, me descontaste los tres días.

Te lo dedico a vos, decrépita de cara pálida que hace 30 años que vivís en la administración pública y no sabés redactar un certificado ni cargar las cosas como corresponde en el sistema de recursos humanos.

Pero sé que estás planeando algo más para entorpecernos la vida a todos… Ya te veo, pergeñando una operación de impericia para obligarnos a hacer dos o tres veces los papeles, dejarnos sin obra social y esas cosas que solés hacer.

Te perdono sólo porque se acerca abril. Y porque empezó el otoño, mi estación preferida de año.